miércoles, 22 de febrero de 2017

Círculo de Fuego # 47

 Descargar Revista Círculo de Fuego # 47 editada digitalmente en el Perú, por el Poeta Peruano Feliciano Mejía Hidalgo dedicada a mis poemas y pinturas_2017.

sábado, 7 de enero de 2017

El barco serpentea eterno, efímero

            Todo el verde aplacador del mundo
            ahogándose en el mar, trepando montañas hasta el cielo
             y corriendo en el río escuela de desnudez
           
 y en la vaca nostálgica del viento
                                       Jorge Carrera Andrade
Un barco asoma
- su arista 
base en proa de lluvia
va serpenteando,
en interludios
escenas;
una película perfecta
para el cineasta onírico.
Inmaculado sobre el agua.
Su sinuosidad
encubre los faros del atalaya;
en sol austero del cenit.
Un tremedal de misterios en el fondo
acertijos y embragues del viaje
saltan a los lados.
Dejan futuros al vuelo,
las gaviotas se van
con la ventisca,
el festín y la embriaguez,
tierras ligeras lo acompasan
sin muros,
con el horizonte
y la levedad encima.

miércoles, 4 de enero de 2017

Mirando el mar


Cuando lees
me iluminas,
y ves
que no soy el único
intenta
no caer en el vacío.
Y mi gratitud, es oxígeno
eternamente entra
sobre mi,
y le canta a la vida
que valió la pena.
Estar un día,
quizás años,
para escribir
algunas líneas.
Aunque,
estas parezcan
inconexas.

Representan la esperanza,
una religión oculta
atrae
a los hombres, niños, mujeres.
A hilar,
despertar
sobre sí,
sus canciones incontenibles
y las emociones.
La sensibilidad de estar
en estas horas, 
mucho más allá.
Y tocar las olas puras
e ínfimas 
de un mar profundo
de versos
pero, revitalizan
el espéritu 
y es el sentir otra vez.
Cuando lees me iluminas
al salir del olvido, la frialdad,
y estas líneas
serían solo líneas solitarias
sin tu mirada.
Por ello
necesitan
tu recorrido
y no habrá fronteras
para ello
Solo necesitan tocar las olas
de un mar de versos.......
Luis Gilberto Craballo 2017

lunes, 2 de enero de 2017

La Casa Muerta



         Yo quisiera estar entre vacías tinieblas,
          porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos y
         la vida me aflige, impertinente amada
         que me cuenta amarguras.
                                         J.Ramos Sucre.
Lo inevitable,
la puerta indetenible
la casa paralela,
con la cual nos tropezamos,
sin escurrir el alma.

Aparece
y aquel mar asoma
su bramar sobre un azul cristalino

Estamos hechos
de esas puertas ínfimas,
de esas hendijas.


Aunque avancemos
por molinos de viento y olivos
hacia el mediterráneo,
o nos tropecemos con un galerón
frente
a las costas de Cumaná
aventados.
O si morimos
en los puntos medios,
sostenidos por nuestra miseria.
No faltará lo inevitable;
sus átomos de alquimia
Y no solo,
seremos formas,
expresivas, siluetas
movidas por el circo.
Toparemos con la tierra de los
tótem, invocándolos;
callan su reverberar
sus mitos,
nuestras raíces.
Estarán a lo mejor,
en los vitrales,
en alguna mesa
redonda de caballeros medievales.

Sueñan
sus parpados transparentes,
transcriben halos; papiros de luz,
se ciernen
en círculos opacos
.

Quizás  dibujen desde algún ritual  
los Cumanagotos,  
buscan hilar el instinto sideral 
entreabren  el cielo Shamánico 

¿De cuántas puertas y círculos estaremos hecho? 

Este día,  
          no me asumo en lo inevitable, 
en su duelo 
por alcanzarme y tropezarlo. 
Y es el tiempo 
me lleva ciego, 
ofusca su luna. 
Me hace sordo, roto 
mudo. 

Al final, me anuda 
a la intemperie, a la tempestad. 

Para no ver partir, 
para no devolverme 
ausente, muerto 

Hoy viviré en esos senderos, 
 me encuentro con la casa muerta 
sin puertas,  

sellada, abierta a lo inevitable

Luis Gilberto Caraballo
Poemario inédito. Espiral del mar

viernes, 30 de diciembre de 2016

El mar solloza en silencio



Un pobre poeta que casi no existe,
de los que han quedado, como ayer dijiste,
aquí con sus llagas, que no olvida Dios,..
                                                                            
Cruz Salmeron Acosta


Detenido frente al puerto junto a
la esquizofrenia ,
el tiempo decanta en su tinaja.
 El casco histórico levanta sus bisagras
el pasado.
Se oye el  Manzanares a lo lejos
y el cumanés va en su andar,
en su rostro desprendido.
Las piedras iluminadas
llevan una flor
en la solapa por altamar,
y una luna discreta.
dejan ver la tez impresa, el sello,
el hilo que desciende y besa,
  arpegios
su íntimo bosquejo
 de una ciudad escrutada.
Mientras, el mar solloza  (Parte II)
 en silencio
lágrimas dulces,
balbucean el estribillo
del duende.
Festejan el peregrinaje
 de la noche,
las gaviotas,
alzan sus ojos y se deslizan
en manadas
hacia su antiguo refugio en pleamar.
Voces 
se hacen con nostalgias
y el caracol 
levanta espirales,
invocan
 al resonar oculto.
La dama de piel moscada
en la orilla tersa
oye,
en su corazón, 
el laberinto
antiguo.
El parto
de un adiós temprano,
increpa
 la embriaguez,
 y las estrellas íntimas
se persiguen
con la brújula

 del instinto hacia sus barcas.
Un canto inscrito
en la elipsis,
el País
irá lejos,
con sus cabezas entregadas
al antiguo encuentro.

El mar solloza dulce
en su melodía

La dama
enjuaga sus pies
y desnuda
bajo el embrujo
un suave aroma moja su tez.

Los pájaros  van elevados
con la mirada
ciega
a su latifundio.

El viento
los enhebra
como marionetas
entre selvas nubosas,
y el azul impasible
de los labios del sueño.

¿ Adónde estarán
los versos del peregrinaje tropical
y el amor  inmemorial ?

Silencios,
callan descubiertos,
abrasando  la espera.
Luis Gilberto Caraballo
Poemario inédito 2015

martes, 27 de diciembre de 2016

Preces del pescador



El mar sobresaltaba mi recogimiento,
socavando la tierra en el secreto de la noche. La brisa
desordenaba los médanos, cegando los arbustos de
litoral bajo, terminados en una flor extenuada.
 José Antonio Ramos Sucre

En tus manos alzan a la ciudad
en tus ojos
revisten espejados el columpio
hipnótico sus mares.
En tus brazos
     aparecen entregados
sembrar tu sed
En ese hondo respirar
se balancea en los amaneceres

En la mitad de una canción
redes y nasas excavadas del fondo.
En esa ventisca
afeita la luz en el rostro
En esa moneda
de cruz que lleva
bajo los pies descalzos
para cuando amanezca la bodega
del tiempo traiga casabe
y encienda el fogón.


En esa piel de tiempos indolentes
  raspa la sombra inquieta
En ese tremolar de voz
atenuada por un mirar de oleajes
En esa noche
introduce
en la garganta del mar sus faros
y en vigilia la luna blanquea
En ese vaivén de trabas,
retorcer del troquel y las quillas
en ese campanario habita el alma,
se recoge el olvido,
acampa la memoria en regocijo
del sembrador de anzuelos ,
del  hacedor de versos nacientes
de las fauces marinas
de la boca exacta del sismo
lumbre del asador de peces.
Luis Gilberto Caraballo
Poemario inédito 2015

domingo, 25 de diciembre de 2016

Rio del canto amazonico


Orinoco, déjame en tus márgenes
de aquella hora sin hora:
déjame como entonces ir desnudo,
entrar en tus tinieblas bautismales.            
Pablo Neruda

Te siento bramar,
desde el silencio
sauvage,
tratando con indolencia,
sigiloso río Norte, Sur
de polaridad precámbrica.

Canto del centro amazónico
 con tus pies de mujer virgen,
esquivan raudales.
Anclo mi ansiedad
en tus riberas blancas, morenas,
y contigo sigo
el hilo - torrente, el temple,
con el que se arriba al Tepuy.

Desierto, anclaje de solares, encantado
monolitos,
de la aborigen natura,
y sus jeroglíficas piedras.

Regresas sobre tu tez con la orquídea en el labio,
conversas con el agua blanca de lluvia.
El pavón escondido
conduce, desliza la barca
en una noche de estrellas
y  ramas ambarinas,
ocultas resquebrajan
su sombra la hondura.
Nostalgia de selva profusa:
atraviesa desde su origen,
el canto.

Voz transida, garganta de los
escondites del armadillo
el caimán;
descienden en su tonada,
a la búsqueda de su presa limpia,
en inocencia. 
Es la hora del canto salvaje-
la habitación de su tonada
se desviste
La encarna,
la mesa de madera,
de un campamento elevado
sobre la arbórea de nubes.
Entregado,
por las manos
de los hombres selváticos.

Se discierne,
     un diálogo improvisado,
el destino.
Es el cerco, el que no olvida
el delantal de aguas mestizas, la paleta
de tu sangre, dormitaba en celosía
La luna enmarca el lienzo, solemne,
palpa
sus aguas,
en la ausencia del rostro libre.

Diluye,
su emblemático enigma,
en las risas, en unos cantos;
al saber,
de la noche pausada con una brisa,
a las orillas
del Orinoco, con sus riberas
blancas morenas, azuladas
por la luna enclavadolorosa a selva.

Luis Gilberto Caraballo
Poemario inédito. El itinerario de un poeta 2015