domingo, 25 de diciembre de 2016

Rio del canto amazonico


Orinoco, déjame en tus márgenes
de aquella hora sin hora:
déjame como entonces ir desnudo,
entrar en tus tinieblas bautismales.            
Pablo Neruda

Te siento bramar,
desde el silencio
sauvage,
tratando con indolencia,
sigiloso río Norte, Sur
de polaridad precámbrica.

Canto del centro amazónico
 con tus pies de mujer virgen,
esquivan raudales.
Anclo mi ansiedad
en tus riberas blancas, morenas,
y contigo sigo
el hilo - torrente, el temple,
con el que se arriba al Tepuy.

Desierto, anclaje de solares, encantado
monolitos,
de la aborigen natura,
y sus jeroglíficas piedras.

Regresas sobre tu tez con la orquídea en el labio,
conversas con el agua blanca de lluvia.
El pavón escondido
conduce, desliza la barca
en una noche de estrellas
y  ramas ambarinas,
ocultas resquebrajan
su sombra la hondura.
Nostalgia de selva profusa:
atraviesa desde su origen,
el canto.

Voz transida, garganta de los
escondites del armadillo
el caimán;
descienden en su tonada,
a la búsqueda de su presa limpia,
en inocencia. 
Es la hora del canto salvaje-
la habitación de su tonada
se desviste
La encarna,
la mesa de madera,
de un campamento elevado
sobre la arbórea de nubes.
Entregado,
por las manos
de los hombres selváticos.

Se discierne,
     un diálogo improvisado,
el destino.
Es el cerco, el que no olvida
el delantal de aguas mestizas, la paleta
de tu sangre, dormitaba en celosía
La luna enmarca el lienzo, solemne,
palpa
sus aguas,
en la ausencia del rostro libre.

Diluye,
su emblemático enigma,
en las risas, en unos cantos;
al saber,
de la noche pausada con una brisa,
a las orillas
del Orinoco, con sus riberas
blancas morenas, azuladas
por la luna enclavadolorosa a selva.

Luis Gilberto Caraballo
Poemario inédito. El itinerario de un poeta 2015

1 comentario:

Unknown dijo...

Es inmenso , sublime, bello. Me deja el alma henchida de un no sé qué fascinante.
Siempre tus poemas, los leo y releo.
Gracias amigo LuisGilbert.