Hace tiempo algo
me alcanza,
desnuda,
con su relámpago
entre las consonantes de la voz.
Como un cordel de inocencia,
deja aromas ,
luz en el encuentro.
Es un vino servido por un tiempo,
distinto,
imaginario,
quizás pasado,
inexistente.
Entre sus verdes y luminosos sueños
se alzan los astros infinitos
conmemoran una misa
y cuelgan de los ramales versos incendiarios.
Hoy descubro, otra vez ,
su tiempo de morar
cuando callan, pulsan
titilan,
atraviesan praderas nocturnas
con ojos de pureza,
cuando tocan la piel,
el silencio.
Vuelvo a encontrar hoy,
el muelle y un barco solitario.
Apunta con su mástil
a lo más hondo y oscuro,
al náufrago del verso.
Luis Gilberto Caraballo 2007
viernes, 28 de diciembre de 2007
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